jueves, 25 de diciembre de 2014

Corazón puro

El amor que nos regalan nuestros seres queridos nos conduce al optimismo vital que provoca la catarsis en el mundo. Y como toda magnífica revolución invisible, la purificación comienza desde nuestro corazón. El amor que regenera nuestras vidas ilumina nuestra mente que adquiere sabiduría, el camino se simplifica, brilla la vida. Por eso algún día espero poder abrazar a todos los amigos que ya habitan en mi corazón. Siento su amor en cada una de sus palabras, en sus miradas, imaginadas entre líneas, que me hablan de su cercanía a pesar de la distancia. Percibo sus caricias cuando la brisa me alcanza. Abro sus cartas con la ilusión de un niño y me abrazo a sus frases como si fueran mi almohada, para soñar con sus vidas, participar en sus costumbres, para compartir nuestras hadas, para construir la felicidad de mañana. Sé que un día abrazaré a los amigos que el mundo me regala, la verdad triunfará y nuestra amistad culminará en dulces miradas, en una comida fraternal, en un baile de amor que comenzó con una foto y dos palabras, en una placentera conversación que nunca acaba. En un corazón puro la amistad y el amor crecen como si nada.

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