jueves, 23 de julio de 2015

Delirio

De repente, delirio. De súbito, decúbito supino. Me ponga como me ponga permanezco en el delirio. Podría achacárselo al calor, pero hasta en invierno mi mente es calenturienta. Podría decir que, tal vez, el amor, sí, eso es, el amor es el motor de mi delirio. Esta pasión que no se calma con frío, esta pasión que crece sin ti y contigo. Hoy puede que no haya dormido o tal vez un sueño espeso completamente lleno de tus besos haya acentuado mi delirio. Sé que estoy contigo sin estar, porque desde mi soledad en tu corazón me zambullo. Puede que el amor que siento sea todo un invento, que toda mi vida sea un cuento, pero no puedo remediarlo, y canto, y bailo, porque cuando pienso en ti estoy contento. Tus caricias las he soñado tantas veces que las recuerdo con creces. Al despertar recogí sus simientes, y ahora tengo en mi jardín tus caricias plantadas al lado de unos abrazos. Y sigo con mi delirio entre estos lirios, que más bien parecen líos de un completo enajenado. El sol brilla, yo sonrío, y una caricia tuya ha brotado.

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