miércoles, 8 de julio de 2015

La gloria que busco

Reside en los corazones de mis amigos y en su cariño. Sueño con navegar en sus pensamientos, en ser partícipe de algunos de sus recuerdos. La gloria que busco habita la sonrisa perfecta, ese instante de felicidad al recordar besos, caricias, abrazos o, tal vez, tan solo las palabras idóneas dichas y recordadas en el preciso momento, frases eternas que nadan por el tiempo, ideas que abrazan, gestos recordados que vuelven a la vida, besos que se saborean pensando en los labios que un día dijeron frases que nos sonrojaron pero que queríamos oír y ahora recordamos y generan esa lágrima hecha de felicidad en esencia pura. Esa es la gloria que busco. Y así, incluso no estando, poder seguir dando gusto. Porque la gloria que busco no es del futuro, es de quien quiero y del hecho de estar al lado suyo. Para siempre. Es la misma gloria que se asoma en las chispas de tu mirada, que tiene tu mismo sabor y el mismo tacto de tu piel dulcificada. La gloria que busco en tu boca nada.

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