domingo, 23 de julio de 2023

De agobio en agobio y tiro porque me toca

Este mes ha sido como un juego de la oca pero con agobios, iba saltando de agobio en agobio. Inmerso en un agobio anterior debido a una avería en el piso que no terminaban de arreglar, salté a un nuevo agobio, el de buscar otro piso sin contratar a una agencia. Luego volví a saltar y caí en el agobio de no encontrar una empresa de mudanzas en condiciones. Cada agobio me dura entre una y dos semanas, menos el primero que fueron dos años y medio. Hablo con todo el mundo, les cuento mi agobio, me escuchan, algunos toman cartas en el agobio, a veces sirve y la mayoría no, normalmente tengo que salir y saltar del agobio yo solo. Y, no sé por qué, me acordé de mi madre. Cuando yo era joven y empezaba a salir por las noches y llegaba a casa a las cuatro de la mañana. Mi madre me esperaba despierta, agobiada, aunque ella prefería decir preocupada. Yo le insistía al día siguiente en que durmiera, que preocuparse no servía de nada, si me tiene que pasar algo, da lo mismo que duermas o estés despierta, le decía. Y, sin embargo, ahora yo me agobio igual que ella. Tal vez sea mi combustible para solucionar mis problemas, zambullirme en un agobio absurdo hasta que salto al siguiente. Y, entre medias, procuro leer, escribir y amar todo lo posible. La vida sin amor no tiene sentido, o puede que lo tenga pero no es vida porque vivir es amar.

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