jueves, 13 de julio de 2023

Mudanza

La cantidad de cosas que guardamos para nada. Hasta que no llega el día de la mudanza no te das cuenta, parecía todo imprescindible, pero, cierto tipo de alquimia exclusiva de las mudanzas, hace que muchas de esas cosas sean inútiles, otras no sabes por qué las guardas y algunas incluso ni para qué sirven. Intentas hacer memoria y algunas historias del pasado vuelven para ayudarte a entender este sinsentido. Pero a pesar de esa ayuda muchos enigmas quedan sin resolver. Las cosas se multiplican, los muebles también, la comida se expande, y los libros han tenido retoños: la familia de enseres ha crecido y no te habías apercibido ni un ápice. Empiezas a embalar libros. Tienes diez cajas llenas pero todas las entanterías están llenas. Algo no cuadra, pero tú sigues porque todavía no quieres volverte loco de remate o porque ya lo estás hace mucho tiempo. Comienzas a tirar cosas a la basura, pero no sirve de nada, los enseres no aminoran, al contrario, se siguen reproduciendo. ¿Cómo podía tener tantas cosas en una casa tan pequeña? Las mudanzas te descubren la magia de las casas. Esa magia oculta todo tipo de morralla justo hasta el día que tienes que mudarte. Vacío muebles y armarios y creo que hay cosas que no son mías, jamás las había visto. Tengo la teoría de que mis propias cosas han hecho amistades y las han traído a casa y ahora, el día de la mudanza, las descubro. Regalo libros, muebles, ropa pero de nada sirve, la mudanza ha entrado en un bucle de eternidad del que no puedo salir. Abro los ojos, me desperezo, me siento agotado. Me levanto y me lavo la cara. Hoy tengo mudanza.

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