lunes, 7 de enero de 2013

Discurso en la ducha

Discurso en la ducha. Mi perro me miro durante escasos segundos. Todo un éxito.: Discurso en la ducha. Mi perro me miro durante escasos segundos. Todo un éxito.
En estado de trance y a través del intercomunicador mágico de la ducha recitaba verdades en idiomas incomprensibles. Y alguien se preguntará que por qué en idiomas incomprensibles, con qué fin. Es bien sencillo. Las verdades no gustan a nadie. Y la mejor manera de propagarlas es como lo he hecho, porque así nadie se siente ofendido, así podemos seguir con esa sonrisa falsa en la boca, saludando a todo el mundo, con ese buenrollismo estúpido que todo lo inunda, porque todos somos muy majos y, si no es así, pues mentimos, que no cuesta nada, gobiernos y jefes de estado lo hacen a diario, y sus ciudadanos arrastradizos les siguen votando, después de años y años de mentiras, que insistimos en creer y propagar, porque somos igual de mentirosos. Ese buenrollismo es el peor cáncer actual que todos tienen porque es necesario para sobrevivir en este mundo actual de mierda absoluta. De ahí mi discurso en la ducha en idiomas incomprensibles, de ahí que ni mi perro me escucha. Todo un éxito.

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