jueves, 24 de enero de 2013

El dragón ha vuelto

Mañana cumplo años y hoy he recibido un regalo adelantado: he visto al dragón. Mirando fijamente al espejo he visto abrirse una puerta sin verla, o tal vez viéndola mucho, más que nadie. La puerta estaba en mi imaginación. Y ahí delante lo tenía. Con una mirada que cualquiera calificaría de penetrante, pero, para mí, había algo más, un matiz que ayer se me hubiera escapado y hoy me ha dejado asombrado: la mirada sonreía. Tenemos una puerta abierta y unos ojos contentos. Una criatura impresionante, libre y divina, indefinida e idealizada: un dragón. Y lo tengo justo enfrente. Puedo sentir su respiración, de ritmo sereno, y hago mía esa paz interior que respira. A su lado pierdo el miedo y estoy protegido, incluso de mí mismo. La imagen del dragón es mi pauta. Lo abrazo y me acaricia, mi mirada es suya y su sonrisa mía. Y vuelo entre nubes con un nuevo cuerpo. Miro al espejo y sonrío; soy yo. Digo soy yo pero en el fondo sé que el dragón ha vuelto.

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