martes, 25 de febrero de 2025

Cuando lo descubrí

Me hizo mucha ilusión. Mirarte a los ojos y comprobar que mi amor te habitaba, que en tu mirada había algo muy familiar y era yo. Pero yo ya no era yo porque me estaba transformando en amor. Puede que solo fuera un verso de carne que irradiaba su propio amor y el que tú me transmitías. Un poema de ser, de ser enamorado, de vida que trasciende y se enciende en diferentes almas y corazones, dejando un poso que emite vibraciones que nos conectan y nos transportan a un estado sosegado, dulce, placentero, y a tu lado. Siempre que voy a visitarte, unos días antes, tus besos vuelven a mí volando y se aposentan en mis labios, deslizando tu sabor y yo, solo, bebiendo un té o un café, con cada sorbo, siento tus labios en esta amorosa alucinación que anticipa el futuro que será un recuerdo, de los tiernos. Y mientras siento todo esto, sé que a ti te ocurre otro tanto, un ligero escalofrío recorre tu piel, son las yemas de mis dedos dejando un rastro de miel, escribiendo un mensaje de alegría que descifrarás el día que nos abracemos. Son curiosos los encuentros, en los sueños y en vigilia, en el pensamiento ilusionado y en la fantasía desatada, en todos ellos hay un grupo de hadas que nos deleitan con sus danzas, son las chiribitas escondidas en tu mirada.

No hay comentarios: