miércoles, 12 de febrero de 2025

El individualismo de los huecos

Ayer me cruce con un hombre que tenía los ojos desencajados. El individualismo acabará con todos nosotros, decía. Esa frase me llamó la atención y me paré delante de él. Al percibir mi interés dirigió su discurso hacia mí. Los huecos están proliferando. ¿Quiénes eran los huecos, a qué se refería? Las personas huecas, los abotargados, las marionetas humanas dirigidas por otros. Personas anodinas que el neoliberalismo de última generación, producto de las arcadas del capitalismo agonizante, tiene controladas bajo sus efectos manipulatorios, engañados con esa falsa libertad que creen poseer, son meros productos de la individualidad promovida, primordialmente de forma digital, con esos burdos lemas de hazte a ti mismo, si quieres puedes y chorradas por el estilo. El individualismo de los huecos va a conseguir que estalle todo, dijo el tipo mirándome fijamente a los ojos. Si puedes, vete al campo, lejos de aquí, hazme caso, con los amigos que más quieras y olvídate de los huecos; ahora me estaba gritando mientras me zarandeaba el brazo con vehemencia, y algo de demencia también, por qué no decirlo. Algo debió de ver en mis ojos, un resquicio de posibilidad, unas migajas de esperanza. Huye o acabarás siendo uno más de los huecos, con sus coches brillantes, sus teléfonos nuevos cada tres meses, sus hábitos moldeados por el mercado, su comida anunciada y su ropa de marca con obsolescencia programada. Observé al hombre y me pareció un Diógenes del futuro, desquiciado por el entorno y lleno de una verdad cancerosa que lo devoraba por dentro. Se sentía perdido, la verdad se había apoderado de él. ¿Si me voy al campo, vendrás conmigo?, le pregunté. No puedo, mi misión es encontrar a los últimos cooperantes. Y desapareció entre la bruma artificial producto de los tubos de escape.

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