lunes, 4 de septiembre de 2023

Descubriendo el amor

Hay muchas formas de descubrir el amor: un flechazo, que va supurando cada vez más deprisa, hasta salir el amor a chorros; un amor que creías perdido, que alguna vez pensaste que nunca tuviste, que el tiempo y el trato fueron mermando, hasta que llegó la muerte. Hoy acabo de descubrir la segunda clase de amor. Un amor que pasó a segunda fila, el amor de una persona, un padre, alguien que reprimía constantemente el mostrar su amor al hijo que le cuidaba. Las personas que te cuidan cuando te haces viejo se pueden transformar en utensilios, a veces hasta el final de los días, a veces durante una temporada. El amor de alguien que te quiere pero no se atreve a decírtelo. El amor de alguien que quiere odiarte pero sabe que eres carne de su carne. A veces el amor llega tarde, muy tarde, cuando ya nadie puede darte explicaciones, cuando lo único que te queda es convertirlo en arte. Entonces , poco a poco, va apareciendo como por embrujo, el amor que no recibiste sale de debajo de las piedras, como un escorpión, y te pica en cada recuerdo transformado, comienzas a descubrir detalles que pasaron desapercibidos, sueñas con volver a ser niño y que todo cambie, y escribes, y descubres que ese amor anida en tu interior, que dormía, y ahora quiere mostrarse, necesita liberarse. Se generan imágenes vívidas que se plantan en tu cabeza, y los rezos ahora son juegos, y los castigos, meriendas. Dos lágrimas caen sobre mi sonrisa, ya nada me pesa.

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