domingo, 10 de septiembre de 2023

¿Es usted?

No es la primera vez que me ocurre. Te preguntan algo aparentemente simple, muy general, que puede interpretarse de muchas maneras y, por tanto, tener múltiples respuestas. ¿Es usted, eres tú? Quién soy yo para negarme. Puede que ahí radique la trampa, en hacerte indagar, en obligarte a mantener una conversación no deseada, casi siempre con alguien extraño y desconocido, en hacerte perder el tiempo, la vida. Hoy en día ocurre mucho en las redes. Pero yo hablo del directo, de las tres dimensiones. Llaman al timbre. Interrumpen mi lectura. Me levanto y abro la puerta. Una mujer mayor que asegura ser mi vecina de arriba, del 2º A, pero que nunca he visto. Parece amable. Es delgada y pequeña, y lleva una camisa colorida y juvenil, el pelo blanco recogido en una coleta informal, sin mucha tensión. ¿Es usted?, me dice, especifique un poco más, le contesto. Yo he hablado con usted alguna vez, pues no, es la primera vez que la veo. Y aquí ya comienza un interrogatorio. Cuánto tiempo llevo viviendo en el piso, como me llamo... Es que yo hablaba mucho con el anterior inquilino, a lo mejor se ha ido. No parece muy creíble, porque si hablabas mucho con él deberías recordar su cara, pienso. Le digo que no soy yo, bueno él, ese usted que ella utiliza y al que se refiere. A lo mejor se ha confundido de piso, le insinúo amablemente para que me deje tranquilo y pueda continuar con mi lectura, pero hace caso omiso. Entonces comienza una danza típica, no de apareamiento, sino de vecina cotilla. Su mirada intenta colarse entre mis piernas, por un lateral, intenta ver el interior del piso. Empieza a moverse de un lado a otro pero yo hago lo mismo, simulando un placaje baloncestístico. Ella acelera su baile, entonces entorno la puerta lo máximo posible y me mira de forma inquisitorial pero con una sonrisa. Vivo en el 2º A, me llamo Maricarmen, me repite. ¿Es usted? me dan ganas de preguntarle, pero me contengo. Que tenga un buen día Maricarmen.

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