viernes, 29 de septiembre de 2023

Sofoco

Estoy en casa escribiendo y escuchando música, como casi todas las tardes últimamente. Nos vamos acercando al otoño pero parece que ha vuelto cierto calor, el veranillo de san Miguel le llaman. Ni con la ventana abierta me siento a gusto. Empiezo a sentir cierto sofoco. Estoy desnudo, sentado, aunque con la sensación de haber estado corriendo. Se empiezan a pegar los brazos al torso y noto cierta humedad en los sobacos. Decido levantarme, subir la persiana y asomarme por la ventana en busca de cierta brisa apaciguadora que reviva mi ánimo. Inclino mi cuerpo y apoyo los brazos en la ventana para que los sobacos se aireen. Una ligera brisa se acerca y comienzo a revivir. La brisa se transforma en viento, sonrío, pero mi cuerpo empieza a zarandearse sin explicación. Mis pies no tocan el suelo, el viento me está elevando, me agarro a la ventana pero el viento sopla cada vez más fuerte. Mi cuerpo está fuera de la casa y ya sólo estoy agarrado con una mano al marco de la ventana. Mis dedos no pueden ante tanta presión y me suelto. Salgo disparado. Estoy volando, sin rumbo, ascendiendo, atravieso una nube. Otro hombre en mi misma situación su cruza conmigo y me mira horrorizado; luego se me cruza otro sonriendo y me saluda. Me dejo llevar. Si no puedo controlar la situación por lo menos voy a disfrutarla todo lo que pueda. Cada vez veo a más gente. De repente un conocido y pienso en como me gustaría encontrarme contigo. Sigo volando. Creo reconocer tu rostro. Me acerco como puedo. Sí, eres tú. Te rozo con los dedos. Te agarro, me abrazo a ti. Volamos juntos. Creamos un beso. Estoy excitado, caliente, en medio de este sofoco.

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