viernes, 15 de septiembre de 2023

La fuente del tenor

Otro día más parqueando. Encuentro una fuente con la estatua de un tenor famoso de Zaragoza en el centro. El sonido del agua me invita a sentarme en uno de los bancos que hay alrededor. Es un sonido relajante, pero a la vez te hace pensar. Empiezo a leer el libro de Antonio Moresco, 'La lucecita', aunque enseguida tengo que cerrarlo y ponerme a escribir. El entorno es ideal para ello. Una brisa fresca zarandearía mi melena si la tuviera. El chapotear de los chorros de la fuente me invita a la meditación. La estatua del tenor parece que va a despegar de un momento a otro, está a punto de alzar el vuelo o tal vez me está diciendo a mí que lo haga. Mis brazos empiezan a estar fresquitos, han adquirido la temperatura ideal para recibir un abrazo tuyo si estuvieses aquí, acurrucarme en tu pecho para recibir tu calor. La tarde se empieza a hacer noche y mi boca reclama tus besos. Esta noche podríamos haber hecho el amor si el mundo, nuestro mundo, fuera más pequeño. La estatua del tenor me guiña un ojo. Recojo mis bártulos y pienso en tu linda desnudez. Una sonrisa brota en mi rostro. La noche me envuelve con una lenta caricia.

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