
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
jueves, 17 de abril de 2025
La asimilación del mal
Dicen que nos manipulan, pero nos da lo mismo. Vemos pobres y muertos de hambre y no nos afecta lo más mínimo. Ante un genocidio en directo protestamos desde el sofá con un tuit. Y ya está. Después nos servimos una copa o nos vamos a bailar. Una de las características del capitalismo es la capacidad que tiene para hacernos asimilar el mal. Un chorro constante de películas abotargantes donde el héroe es un asesino bueno que reclama venganza. Se puede matar bien y matar mal. Hay genocidios horrorosos y otros no tanto. Todo depende, dice el capitalismo, de lo que nos convenga. La democracia de cartón piedra se cae a trozos y, por esos agujeros que deja, vemos explotación, muerte, corrupción que son tapadas con parches de noticias falsas, de auto engaño colectivo e ideologías de usar y tirar. Aparecen crisis de la nada que nos afectan siempre a los mismos, pero a nadie parece importarle. Mientras no tengas que comer de la basura y tengas algunas monedas diarias para cerveza, todo va bien. Es lo que nos dicen, pero no es cierto. La libertad, el éxito, el amor, todo lo importante se reduce a consumir, incluso lo superfluo también es consumir. Se generan enfermedades para consunmir nuevos fármacos. Nos entretienen para no pensar y la vida va pasando entre guerras, depresiones y ansiedades múltiples. Criticamos al de al lado pero, en cuanto podemos, acabamos haciendo lo mismo. Asimilamos el mal de tal forma que siempre es el otro quien lo comete. Todos los problemas los genera el capitalismo pero no podemos salir de él. Rezamos, pensamos en el paraíso, buscamos uno artificial con cualquier sustancia, consumimos violencia en una pantalla y tenemos sexo a distancia. Somos ratas de laboratorio que sonríen cuando les hacen fotos para que las vean otros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario