
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
sábado, 26 de abril de 2025
Puede que a diario
Puede que no esté haciendo las cosas como debiera, pero siempre arrastro un cúmulo de dudas, a veces como una carga y otras, como un tesoro. Porque qué haría sin ellas. Me han acompañado siempre, incluso cuando, por fin, tomo mis decisiones. Y, por otro lado, qué es hacer las cosas como se debe. Suelo hacer todo de forma desordenada y, además, me complico la existencia muy a menudo, forma parte de mi idiosincrasia. Siempre leo varios libros al mismo tiempo; intento leer un libro y después otro, pero me resulta imposible y lo mismo me ocurre al escribir cuentos. Ahora mismo tendré más de diez libros comenzados y cuentos, ni lo sé, decenas. Puede que estos pequeños problemas no sean más que las consecuencias del signo de los tiempos. La rapidez, la abundancia de información que, por cierto, mucha no sirve para nada y además es mentira, el individualismo exacerbado, la vida digital llena de anuncios, las distracciones y las cortinas de humo constantes, los amores no correspondidos o que brillan por su ausencia, los años que te caen encima de repente y la estupidez que se hace evidente cuando te das cuenta de que has estado perdiendo el tiempo en banalidades, cuando deberías haber estado paseando, leyendo o meditando, o construyendo ese amor que apareció de la nada, como siempre ocurre con el amor, que brota sin saber por qué, que lanza esas chispas que, si no estás atento, desaparecen igual que vinieron, y te quedas imaginando lo que pudo haber sido y te vas haciendo viejo más rápido ante tanto desconsuelo. Y, a pesar de todo, aún hay gente que te envidia porque te ve feliz o alegre o, como ellos dicen, es que tú siempre estás contento, pero, como dice la canción, uno lleva la amargura por dentro porque de nada sirven los lamentos. Sirven más los errores de la acción e incluso la duda, o hacer lo inesperado, pero no para otro, sino para uno mismo. Porque nunca debemos dejar de sorprendernos. Al contrario, debemos hacerlo a diario.
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