miércoles, 2 de abril de 2025

Pensamiento atrapado

Creemos dominar nuestros pensamientos pero, en mi caso, no es así. Son seres, si es que se puede denominarlos así, o entes libres. Más bien díría que son los pensamientos los que me tienen a mí y no yo a ellos. A veces se me ocurren ideas geniales que, si no las escribo, acaban perdiéndose, aunque creo que se esconden dentro de mi cabeza, siguen ahí, esperando, agazapadas, al acecho del momento idóneo. Libero mis pensamientos atrapados escribiéndolos. Al escribir deshago la red mental que los contiene y se abre una puerta al infinito, es como un parto, el pensamiento cobra vida. Y voy guardando los escritos, son mis niños. Con el tiempo los veré crecer o, tal vez, esos pensamientos atrapados que se liberaron, se queden en meros párrafos que no van a ninguna parte. Se me ocurre comparar a los pensamientos atrapados con el amor. Los pensamientos que libero al escribir y crecen son los amores que fructifican. Lleno las palabras de amor y amo en distancias cortas y largas, abrazando físicamente o solo con palabras, pero con la misma intensidad. De la misma forma que libero pensamientos atrapados, doy al amor alas para que surque mares y cielos y llegue a mis amigos que aún no puedo tocar con mis dedos. Pero los acaricio con el alma, deposito mis besos en la brisa que rozará sus bocas, me cuelo entre sus sábanas, entre sus ropas, entre los pliegues de su desnudez, en pechos y entrepiernas, voy dejando la firma de mis labios en pezones a diario, dejo el aroma de mi amor incubándose en poros y pelos, y cuando se despiertan mis amigos, sienten mis palabras actuando en sus cuerpos. Escribo para liberar al pensamiento y brota el amor entre líneas, espacios en blanco vuelan con el viento y se aposentan en pieles queridas curando todas las heridas y dando alegrías a seres que amo todos los días, cerca y en la lejanía.

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