martes, 13 de febrero de 2024

La noche estrellada de un beso

Era de día cuando nuestras miradas se cruzaron, compartieron su brillo, se hechizaron mutuamente. Tus pezones miraban a los míos, se rozaban, conversaban con gemidos. Nuestras manos viajaban por los cuerpos, deslizándose como por un camino helado, con tiento. Cuando nuestros labios decidieron crear un beso, una noche estrellada apareció en el cielo. Teníamos los ojos cerrados pero las estrellas iluminaban nuestro beso. Era de día, además un día bastante soleado, pero la noche estrellada de un beso que habíamos creado se transformó en el mayor acontecimiento de aquel día de verano. Gente en la playa, niños jugando, reflejos de sol en el agua haciendo espejos naturales en la superficie que ondulaba captaban imágenes de la noche estrellada de nuestro beso y, durante unos instantes, se expandió por el universo. Era una fiesta para los sentidos, la gente se contagiaba y comenzaba a besarse o a contemplar la noche estrellada del beso, la sensación era la misma. Esas estrellas contenían los besos que aún no se habían dado, los besos soñados, los besos sentidos al ser imaginados. Era de día y todo se llenó de estrellas.

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