martes, 20 de febrero de 2024

Si no existiera el amor

Habría que inventarlo. Porque para vivir, como el aire, es necesario. Si no existiera el amor, ¿de qué me serviría conocerte? ¿Para qué se usarían las caricias y los abrazos? ¿Qué haría con este montón de besos que tengo pensado darte? Si no existiera el amor lo bonito no tendría sentido, no habría descubierto la belleza poderosa de tu ombligo y, tu ternura, que tanto me fascina, ahora no estaría conmigo, adornando todos mis pensamientos, siendo la esencia de lo que imagino. Si no existiera el amor, buscaría una pócima, haría un hechizo, suplicaría a una bruja, pediría un milagro, viajaría al centro de la tierra, investigaría en el espacio, removería el mundo entero y, al encontrarme contigo, te convencería para crear algo nuevo, natural, libre de daño. Nos desprenderíamos de la ropa, nos daríamos un baño, tomaríamos el sol, nos rozaríamos sin querer y luego queriendo y, más tarde querríamos más. Al día siguiente nos buscaríamos pues nos gustaría seguir queriéndonos. Volveríamos a bañarnos y en medio de un juego lleno de cosquillas, risas y rozamientos descubriríamos lo que es un beso, y otro, y otro, y, casi sin pretenderlo, excitaríamos a nuestros cuerpos, descubriendo el amor en la playa, a la sombra de una higuera en la esquina de cualquier huerto, en tu casa o en la mía, en la montaña o en el puerto. Si no existiera el amor lo inventaríamos de nuevo. Cada día, cada hora, cada instante.

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