martes, 4 de marzo de 2025

Casi sin darme cuenta

He entrado en esa edad donde creo seguir siendo joven (la verdad es que siempre me he visto como un niño) pero los demás ven un viejo incipiente. Los más jóvenes te tratan de usted y, los más mayores, te miran con sonrisa sarcástica, como diciendo ya verás que rápido va a pasar todo, ni te darás cuenta. Mi poco pelo son todo canas desde ayer, o desde hace una semana o un mes, la verdad es que ya no lo sé. Las lesiones físicas me tiene acorralado; salgo de una y me meto en otra y, a veces, sin llegar a salir del todo de la primera. Sonrío, de todas maneras, porque ya te da igual todo. Incluso cuando hablo y me dicen que me calle o se ríen de mí, me tiene sin cuidado. Ahora empiezo a comprender la sordera selectiva de mis padres. En el trabajo, mi jefe me dice cosas, me corrige, me da más órdenes de la cuenta que ya no escucho. Le miro con atención pero no oigo nada de lo que dice, aunque he adquirido la capacidad de asentir en el momento preciso. Se da cuenta de que me importa un bledo todo lo que dice y esboza un gesto de malestar que me la trae al pairo. Pongo cara de arrepentimiento y agacho la cabeza; parece que ha funcionado. Estoy harto del trabajo, solo me produce malestar, como muchas personas. No quiero volverme un cascarrabias, visitar obras, hablar de cuando era joven y decir cómo ha cambiado todo. Jugar a cartas y dar paseos tambaleantes. Pongo música y me zambullo en una nota. En mi pensamiento estoy bailando con todas las personas que he amado. Puede que ya esté muerto. Casi sin darme cuenta.

No hay comentarios: