lunes, 24 de marzo de 2025

Perro espiritual

Tuve un perro físico y murió. Fue muy triste, lo reconozco, así que cierta parte de mí no quería desprenderse de él. Tampoco quería conservar solo recuerdos porque ya sabemos lo que pasa siempre, algunos se borran, otros se transforman, total, que lo que te queda no es tu perro ni sus recuerdos sino otra cosa. Pero yo me di cuenta de que mi perro me seguía siguiendo en mi vida diaria y decidí que podíamos continuar estando juntos a nuestra manera. Un perro espiritual era la mejor opción. Además, no están prohibidos en ningún sitio, lo puedes llevar a todas partes. No abultan, no pesan, pero están ahí. Ahora doy paseos con mi perro espiritual. Mantenemos conversaciones, discutimos de filosofía, política y lo que creamos oportuno. Hablamos de este y otros mundos, nos hacemos compañía. En resumen, nos amamos. Pero nuestro amor va más allá. Y no porque él se haya ido al más allá primero, porque, de hecho, ha vuelto transformado a mi medida, sino porque el amor que compartimos ha dado un paso más en la evolución, si es que puede decirse algo así. Y claro que puede decirse, me dice mi perro espiritual con su mirada transparente mientras paseamos por el parque compartiendo nuestro amor estratosférico.

No hay comentarios: