sábado, 25 de noviembre de 2023

La máscara

Dicen que todos llevamos una. Algunos, varias, diría yo. ¿Pero y si mi máscara es ser yo mismo? El hecho de poder ponernos una máscara es hacernos la vida más fácil, pero todo el mundo sospecha que debajo hay otra cosa. Si me quito la máscara sigues viendo a la misma persona, tal vez más tímida, ya que la máscara te ofrece la oportunidad de lanzarte, te sientes protegido. Normalmente la gente construye una personalidad simulada que le defiende del entorno. No es mi caso. No he construido nada, soy así. Lo malo, sí, porque siempre hay algo malo, es que cuando lo descubren se sienten ofendidos. Recuerdo una vez un compañero de trabajo que vino a casa, cuando vivía con mis padres, y, cuando fui a despedirle me dijo: es que tú eres igual en todas partes. Al principio no le di importancia, pero luego pensé bastante en esa frase. Y me dediqué a observar a otras personas. En el trabajo eran de una forma, con su pareja de otra, actuaban de forma distinta con los amigos, todo dependía de dónde y con quién estuvieran. Debe de ser agotador pasarte la vida simulando ser otro sin ser actor. Con lo que cuesta descubrirse a uno mismo como para esconderlo. Además esas simulaciones no traen nada bueno: relaciones que preferirían no tenerse, conversaciones por educación, una pérdida de tiempo vital constante, la tristeza, en definitiva. Por eso todos los días cuando lavo mi cara también lavo mi máscara, porque son la misma, soy siempre yo, el mismo yo.

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