jueves, 9 de noviembre de 2023

Un tren que se va

Un tren al que no subo. Que tal vez llegue hasta otra ciudad donde hay un aeropuerto desde donde despegan aviones hacia la ciudad de la persona amada. Una vida que va pasando, igual que los trenes que se van y a los que no subo. Cuánto tiempo podré continuar así y qué supone todo esto. Puede que el tren que se va también descarrile. Puede que el avión que despega desde la otra ciudad se estrelle. Puede que el amor se diluya una vez me tenga a mí enfrente. Tal vez un tren perdido es otro ganado. Y un avión al que no subes es la continuación de la vida. Cómo saber qué está bien y qué está mal. Qué decidir. El tren que se va es como la burbuja de una efervescencia. Yo soy el líquido que permanece en el vaso, no me importan las burbujas que se han subido al tren que se va. Puede que el amor de mi amor se diluya, pero en el vaso donde me encuentro continúa mi amor. El amor que tengo no necesita correspondencia y no va a desaparecer porque un tren se vaya. El amor está dentro de mi pecho y mi persona lo irradia. Las caricias que sueño son las tengo y los besos que imagino siempre llegan a destino. Aunque no suba al tren que se va, doy un paso más hacia mi destino. Espero al próximo tren, o al siguiente. Y en esta espera mi amor no se atempera, se expande, y se expandirá mi vida entera.

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