sábado, 9 de diciembre de 2023

Abotargado

Temperatura corporal elevada, aunque a veces siento frío. Sumido en un letargo, dando bandazos entre vigilia y sueño, no sé dónde estoy. Los recuerdos se ha licuado, la mente, en blanco. Voy de acá para allá envuelto en una manta de colores cuando en realidad soy una sombra. El mundo exterior ha desaparecido. Me asomo a la ventana y no hay nada. Sólo un pequeño zumbido invisible, agobiante, agotador. Me acurruco en el sofá, hecho un ovillo y me dispongo a hacer un viaje interior. Intento pensar pero mi cabeza no quiere o tal vez no pueda. No sé quién soy. Paso por la garganta y está hinchada e irritada. No para de producir un ruido muy molesto arrítmico, desagradable: es tos. Sigo avanzando. Tengo que apartar un montón de mucosidades que entorpecen mi camino y me retrasan bastante. No sé si me he dormido o ya estoy loco, pero me da lo mismo. Tengo que encontrar algo que me demuestre quién soy, una señal. Oigo a alguien gritando, "aquí, aquí". Hay una luz. Avanzo. Ya no hay zumbidos, ni sonidos arrítmicos, ahora es un ritmo vital que me guía, un bombeo que me da la bienvenida: mi corazón. Entro con cuidado y todo se aclara al instante. Todo está lleno de ternura y amor, y ahí estás tú, sonriendo y saludando con la mano.

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