miércoles, 6 de diciembre de 2023

Espesor de eternidad

La soledad me trae cierto espesor de eternidad. Un fondo musical me seduce con melodías antiguas que escucho todos los días y, cada vez que las oigo, alguna novedad me traen, la deslizan entre sus notas. El amor, que está tranquilo en todas partes, de vez en cuando se alborota, como el niño que, de repente, salta y grita, ha ganado en su juego imaginado la batalla que había construido con las sombras. Y es el espesor de eternidad el que tiñe mi barba de blanco, llenando de canas mi rostro cuando ayer era un niño saltando y gritando. Y en mi memoria siempre he existido, los recuerdos perdidos se han reconstruido, el amor imaginado se ha espesado y se ha hecho eterno, me ha salvado del infierno rutinario, ha creado las caricias de mis sueños que sigo sintiendo incluso ya despertado. Camino por un cielo esponjado donde sonrisas y besos llenan los huecos que generan el espesor de eternidad donde me hallo. Entro en tu linda mirada, me acuesto en tu beso mandado, retozo con tu cuerpo cien mil veces soñado y, sin importar dónde estés, disfruto de tu amor como si estuvieses al lado. Entro en tus sueños y fornicamos con la dulzura más tierna y la ternura más dulce. Todo se espesa en la blandura del sueño y noto tu piel entre mis dedos y la humedad de tus labios. Conversamos con miradas y nos amamos con susurros generando una música de otros mundos. Camino por un cielo esponjado contigo de la mano mientras el espesor de eternidad nos envuelve con su canto.

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