jueves, 14 de diciembre de 2023

Mímesis

Veía una película que me gustaba y quería ser actor. Oía una canción que me removía por dentro y deseaba ser cantante. Leía un poema que rompía las telerañas de mi corazón y anhelaba ser poeta. Y así con todo. Con el tiempo mi mímesis se aposentó en el suelo raso. Ahora imitaba estilos, lenguajes, formas de vestir, detalles absurdos que creía yo esenciales. Los días, como las hojas secas en otoño, crearon un manto enorme bajo mis pies y todavía seguía buscando quién ser. Leía lo que nadie se imagina y, un día, quise ser nada. Como el filósofo, empezar desde cero, conocerme a mí mismo, descubrir los por qué y para qué, imitar, pero sobre todo a mí mismo. Cambié la dirección, y todo lo que había buscado siempre fuera, empecé a buscarlo dentro de mí. Escarbando en el alma, buscando consignas y mensajes en los tuétanos, leyendo el interior de mi corazón, escuchando a los sueños más ocultos. Me senté en la orilla de mi vida y esperé a las olas, obervando lo que dejaban a mis pies como si fueran los posos de un café. Meditaba, me preguntaba, dudaba, y observé que esta nueva mímesis me amaba. Ya no quería ser, sólo quería amar. Todo podía ser con el amor como talismán. Desnudo ante el mundo me sentía seguro. Mi cuerpo actuaba, mis poros cantaban y mis pelos eran los versos del poema que te esperaba.

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