miércoles, 18 de diciembre de 2024

Baba

Nada más verte tuve ganas de conocerte. Aunque eso me pasa con mucha gente y no siempre funciona, intuía que tú me ibas a dar muchas sorpresas. El tiempo me dió la razón. Comenzamos a hablar a distancia y tus palabras me envolvían, las sentía en mi piel, me llegaban al corazón y un día, casi sin querer, pude comprobar que apareció la baba. No la de arriba no, no la de la boca, que también, sino la de abajo, la del sexo. Hablar contigo a distancia me producía placer; la baba lo confirmaba. A partir de ese día, siempre, después de hablar contigo, miraba mi entrepierna y ahí estaba la babita linda, era como tu firma, el recuerdo de tu conversación, la alegría de nuestra relación, el amor que sentía y me generabas y que esa parte del cuerpo expresaba de esta forma. Visto desde fuera parece solo una secreción pero yo sé que es la demostración del amor. Esa baba portaba tu olor, me acercaba a ti de alguna manera, yo ya la consideraba un preámbulo, un prólogo a nuestra historia futura, a una vida compartida, a un conocimiento más profundo, a un abrazo físico donde esa baba se transformaría en río de alegría por estar cerca de mi amigo querido, por compartir un trozo de vida y crear una historia común que llenará nuestras cabezas de lindos recuerdos. Tan solo baba pero baba de amor que se desprende como el polen de una flor, y poliniza corazones en todos los rincones y la energía de esa baba achica las distancias y nuestras almas danzan fundidas al son del amor, como predijo la baba.

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