Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
jueves, 12 de diciembre de 2024
La maleta rosa
Dicen que el hombre feliz jamás fantasea. No sé si será cierto. Será entonces que la felicidad consiste en aceptar la realidad y que además sea de tu agrado siempre. Pero yo, desde pequeño, he creído que la fantasía era algo muy importante para la vida, para ser feliz de verdad. No veo a la fantasía como un sustituto de nada, al contrario, más bien para mí es un preámbulo. Imagino, fantaseo y, con el tiempo, si todo sale bien, se transforma en realidad. Por eso voy guardando todas mis fantasías en una maleta rosa que tengo en el cerebro. Porque el rosa es el color de la esperanza en mis fantasías y, además, combina muy bien con el negro. Siempre he querido un traje negro, tal vez con un bombín que lleve un ribete rosa, y la corbata, también rosa pero con un punto negro, o puede que tres puntos, suspensivos tal vez, no sé. La camisa negra con unos pequeños adornos en las puntas del cuello y en el bolsillo, todo rosa, claro. Y los zapatos negros y los cordones rosa. Esta vestimenta lleva mucho tiempo en mi maleta rosa y ya va siendo hora de que me la ponga. En otra de mis fantasías me vestía así para ti, amor, para pasear a tu lado de esta guisa, negro y rosa bajo un cielo azul y blanco con mucho sol, y nuestros helados favoritos, o puede que una horchata. O puede que nada pues a tu lado el paseo ya lo es todo y, a lo mejor, son tus besos los que saben a horchata, pero puestos a fantasear, prefiero que sepan a ti, tus besos y la horchata, y que el sol caliente como tus abrazos, y las nubes blancas del cielo azul sean tan esponjosas como tus caricias, y que tus manos me quiten este traje rosa y negro y lo guardes en la maleta rosa y, los dos desnudos, en el cielo azul, tumbados en una nube, vamos creando nuestro mundo mientras nos amamos en la eternidad de los segundos, como dos niños que juegan, como adolescentes impetuosos, como dos artistas que dibujan en los lienzos de sus pieles con las yemas de sus dedos, no a brochazos sino a besos, besando con las miradas y también con los pensamientos, con los labios y los dedos, con todas las partes de nuestros cuerpos.
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