lunes, 16 de diciembre de 2024

El vericueto

La vida es un cúmulo de vericuetos que hay que atravesar. Entre medio hay llanuras, instantes de felicidad y alegría que, qué curioso, algunas veces son también vericuetos. Pero yo quiero referirme al vericueto del amor. Porque amar no es fácil y, para llegar a un corazón, hay múltiples zonas escarpadas. Cada uno tenemos nuestra personalidad y es tan difícil a veces estar bien con uno mismo como para estar bien con el otro. Por eso tenemos que vernos a nosotros mismos desde fuera y empezar a amarnos para poder empezar a expandir ese amor a los demás. Si yo no me quiero a mí no puedo querer a otro, y esto no tiene nada de egoísta, al contrario, lo que ocurre es que siempre lo mal interpretamos. Quererse a uno mismo es aceptarse y aceptarse es comprender nuestra forma de ser, el tiempo que nos ha tocado vivir, saber desasirse del sistema, ser social en justa medida y muchas otras cosas que forman los vericuetos de nuestra vida. No vamos a encontrar la perfección o puede que sea el aceptar y comprender nuestra imperfección y saber sacarle partido. Perder el miedo en medio del vericueto del amor y crear nuestro destino. Descubrir el amor en el amigo, no al recibirlo sino al darlo, porque lo bonito es amar sin esperar, amar y seguir amando, porque nuestro propio amor emprenderá su camino por sus propios vericuetos y acabará recalando en nosotros mismos. Y así te encontré, amor mío, flor de los vericuetos, sol de mi camino, agua en el desierto, luz que llena mi corazón, alegría de mi pensamiento, vericueto mío.

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