jueves, 26 de diciembre de 2024

La invasión de los recalcitrantes

Ha sido poco a poco. Muchos nos fijábamos en la manipulación de los medios como si fuera el gran problema de este milenio, del siglo tal vez, de la época en que vivimos. Pero si observamos a los propagadores de bulos nos damos cuenta de que son como las naves nodrizas de los recalcitrantes. El sistema instala en las mentes, a través de ellos, toda una serie de mentiras y opiniones sin sentido que van calando hasta transformar a una persona, aparentemente normal, en un nuevo recalcitrante. No puedes discutir con ellos porque los argumentos, cualquier tipo de argumento válido, se las trae al pairo. Siempre se las arreglan para desviar el tema de conversación hacia su territorio y, cuando te quieres dar cuenta, habíamos comenzado hablando de religión y, visto y no visto, estás discutiendo sobre paguitas. Ellos no suelen argumentar, sólo repiten lo que les proporciona su nave nodriza de confianza, su propagador de bulos habitual. Y así es como infectan al resto, a base de repiticiones, van calando una serie de ideas absurdas que no dejan pensar en lo que de verdad importa. Cuando se ven atrapados en una conversación sacan sus comodines excusa que, en caso de que hables de política, son Venezuela, paguitas y los ocupas. Estos comodines pueden ir variando aunque algunos permanecen como comodines estrella y se eternizan. Hoy ha sido harto interesante ver la discusión en el trabajo con un recalcitrante convencido y otro que a veces solo tiene algún síntoma dependiendo del tema que se trate. Hablaban de religión, de su veracidad y falsedad, hasta que al recalcitrante se le disparo un comodín político y dijo ¿y las paguitas? Todos nos quedamos sorprendidos pues no tenía nada que ver con lo que estaban hablando. Me metí la mano en el bolsillo y le di unas monedas al recalcitrante, toma, para que te entretengas en una máquina tragaperras. Todos me miraron extrañados pero el recalcitrante se guardó la calderilla.

No hay comentarios: