lunes, 30 de diciembre de 2024

Fin de año

Unos saldrán y pillarán la cogorza del año, comenzando el nuevo periodo borrachos, riendo, para terminar con un olor nauseabundo, despertándose en un banco del parque o en un charco de sus propios vómitos. Otros se quedarán en casa, haciendo lo de siempre. Muy pocos se decidirán por un término medio, un poco de fiesta y a dormir; Aristóteles y dos más, para que nos vamos a engañar. Muchos hacen balance de lo que ha sido el año, se hacen promesas de futuro que, como siempre, no van a cumplir o cumplirán mínimamente. Y el año nuevo será muy parecido al anterior, con risas y llantos, con cuotas de un gimnasio al que no vamos o esas clases de inglés que comenzamos todos los años religiosamente desde hace más de cuatro décadas. Despedimos y recibimos al año y, los otros trescientos y pico días que lo componen nos zambullimos en la rutina de nuestras vidas, con el mismo trayecto al trabajo, dando siempre las mismas vueltas, recorriendo los mismos sitios y, cuando nos jubilamos, queremos esforzarnos por mantener la salud que nunca cuidamos y comenzamos a andar y nos juntamos por las calles tropecientos mil jubilados dando vueltas no como tiovivos sino más bien como tíos casi muertos, que caminan hacia ninguna parte, que se paran en las obras a criticarlas, que despotrican de todo hasta que se toman dos sol y sombra y llegan cocidos a casa. Qué vergüenza, les dicen sus familiares y vecinos, nunca va a cambiar, pero no puede, son muchas vueltas andando, todos los días, y eso es lo que realmente marea, no las copichuelas que se echa al coleto. Feliz año cabrones.

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