viernes, 27 de diciembre de 2024

Es más fácil con un muerto

Al principio es duro. La muerte arranca las cosas de cuajo. Sobre todo cuando muere alguien que no esperabas, alguien que no le tocaba morir. Luego las cosas se calman, los ánimos se atemperan y, como el amor es más fuerte que la muerte, puedes seguir amando al muerto aunque te haya abandonado en esta vida. Con los vivos es todo mas complicado. El amor tiene altibajos, ahora te quiero yo, luego me quieres tú, hoy te quiero más que mañana y menos que ayer, nos queremos pero no nos vemos, hay un sinfín de posibilidades. Por eso hay que tener claro en el amor que si uno quiere amar nada tiene que buscar. Ama aunque no te correspondan. Ama aunque aún no te conozcan. No esperes a la tercera dimensión para amar, ama en dos dimensiones. Ama en la distancia. Amar así es doloroso e intenso y siempre, siempre, es más fácil con un muerto. El muerto siempre corresponde pero su amor no es tan intenso. Sus caricias son más leves, sus besos más tenues y su cuerpo, transparente, sin peso; una alucinación, solo eso. Sí, es más fácil con un muerto pero ¿quién quiere la facilidad? La existencia es complicada. Encontrar el sentido a la vida es todo y nada. De repente estás alegre, luego te desanimas, pero ay el amor, el amor es esa flor que hay que regar de por vida. El amor duele, contamina, infecta, pero tiene muchas vitaminas y, a pesar de todo, una vida sin amar es como un mar sin agua o sin sal, como estar vivo y no respirar, como ser un muerto viviente que solo va a trabajar. Y en el mar de mi amor el oleaje es intenso y quiero respirar los sentimientos de todos los corazones que amo y ser un vivo que muere, pero que muere amando.

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