Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
viernes, 26 de enero de 2024
El globo
Agárralo fuerte, me dijo el hombre de la fería, este globo va lleno de gas y no de aire, por eso tiende a ir hacia arriba, se quiere escapar al cielo. Mis padres pagaron el globo, todos sonreímos, y seguimos paseando. Si no sujetaba fuerte el hilo, el globo intentaba escaparse. Inventé un juego de riesgo. Soltaba el hilo y contaba hasta tres y luego lo volvía a coger. Mi padre tuvo que agarrarlo varias veces mientras yo chillaba, el globo, el globo. Pues no lo sueltes, que pareces tonto. Lo solté varias veces más. Mi padre se enfureció, no te voy a comprar nada nunca más. Se quiere escapar al cielo. No digas bobadas. Lo dijo el hombre de la feria. Esa frase me afectó bastante. ¿Estaría reteniendo al globo en contra de su voluntad? ¿Por qué tendía a ir hacia arriba? ¿Tendría a toda su familia en una nube esperándolo? Me sentía mal fastidiándole la vida al globo. El globo no tiene familia, es una cosa. ¿Y eso por qué? ¿Tú qué sabes? Soy tu padre. Ya estamos. Toda la vida diciéndome lo mismo cuando no tenía la respuesta correcta para su hijo el preguntón. Han pasado muchos años, no sé que pasó con el globo; mis padres murieron. No sé por qué me he acordado hoy del globo. Estaba pensando que, tal vez, yo sea el globo. Tengo tendencia a estar en las nubes y también bastantes gases. Pienso en mis amigos lejanos, en que podrían estar en una nube sentados, esperándome y yo aquí, atado a un hilo. Veo que la gente corre. Se ha levantado el aire; se avecina tormenta, dicen varias voces. Me dejo llevar. Voy ascendiendo. Las personas del suelo son cada vez más pequeñas, puntitos negros que se pierden mientras asciendo. Oigo las voces de mis amigos; todos sonríen. Besos y abrazos. Ya era hora, me dicen al unísono.
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