jueves, 4 de enero de 2024

Soy un niño sin descanso

No me dejan, todos quieren controlar mi espanto, moldear mi actitud. Me llueven consejos en una tormenta de ineptos. No imagines tanto, me dicen. Quieren mitigar lo más bonito de mi pensamiento. Por eso no puedo parar, ni dormido descanso. Cuando la tristeza me sigue despierto, sueño que estoy jugando. Voy a seguir creando el ánimo, la predisposición, la forma de continuar amando. No puedo parar pero tampoco quiero ni debo. Soy un niño sin descanso que descifra las reglas del juego y, de pronto, descubre que, la más importante, es saltarse las reglas, atravesar el espejo, mirar hacia dentro, soñar despierto y estar lúcido en el sueño. Voy caminando por el límite del destino a pequeños saltos, a trompicones, parece que bailo y entre lágrimas sonrío y ciertas risas me producen llanto. Voy descubriendo que este juego siempre está cambiando. Ciertas esencias permanecen pero pocos lo perciben, han caído en la trampa del juego no jugado, de la vida seria y con prisas, del amor superfluo y el materialismo práctico. Busco en el mundo otros niños para seguir jugando, pero no me dejan, todos quieren controlar mi espanto. Qué juego tan raro. Soy un niño sin descanso, abro los brazos y abrazo a todo aquel que me está pensando.

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