martes, 16 de enero de 2024

La cueva

Encerrado en una cueva solitaria de frías paredes me abrigo con cientos de libros que mi alma sostienen. Son las palabras mi compañía; las siembro, las riego, las alimento cada día. Les doy todo mi cariño pues son ellas mis hijas y, cuando ya están preparadas, las mando a mis amigos para que acaricien sus almas. Desde esta cueva fría surgen las cálidas palabras que recorren las pieles de mis almas hermanas. Los corazones se alegran, el amor se filtra por las ventanas, suenan campanas en el interior de los pechos amigos, vibran todos mis sentidos, brillan todas las miradas. Agazapado en la cueva oigo el aleteo de las sonrisas lejanas, se acercan como murciélagos en la oscuridad, lanzando besos como destellos y a mi cuerpo van todos a parar. Son de ellos, me digo, de mis amigos que quiero. Cada uno de mis poros sonríe y una melodía alegre se genera y en la cueva reverbera. Entre las notas hay un mensaje que descifro: el mundo se encoge, actúa rápido. Y sin pensar, beso tu ombligo.

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