lunes, 29 de enero de 2024

No podía dormir

He pasado muchos años creyendo que no recordaba los sueños, cuando la realidad era que no dormía. Tengo cincuenta y ocho años y llevo cincuenta sin dormir. No me di cuenta hasta ayer. A los ochos años de edad ocurrieron dos cosas. Me enamoré sin saber qué era exactamente y un amigo del colegio, con el que cazaba mariposas, murió en un accidente en un lago. Yo seguí haciendo vida normal. Por las noches me iba a la cama pero mis ojos se mantenían abiertos. Aprovechaba para dar rienda suelta a mis fantasías. A los dieciseis le dije a un amigo que llevaba ocho años sin dormir y se echo a reír; no me creía. Decía que mis fantasías nocturnas eran sueños y que yo dormía como cualquier persona. Con el transcurrir del tiempo perdí el interés por me creyeran, me daba lo mismo. Bien mirado, aumentaba el tiempo de vida; mientras los demás dormían yo podía hacer muchas cosas, de hecho, las sigo haciendo. Es como tener una vida extra. Además, a mi cuerpo no parece afectarle el no tener el descanso nocturno, es más, por las noches, aunque no duerma, me recargo de energía. Leo y escribo, imagino mucho rato e intensamente; a mis tiempos nocturnos les llamo mi zona de arrebato. Arrebatado por un mundo fantástico que los demás me niegan. Construyendo realidades imaginadas en mi zona de arrebato, amando la vida como nadie la amado. Quién quiere dormir cuando has creado un mundo soñado, cuando los amigos son amores, cuando la vida es un regalo que, por las noches, se ha multiplicado.

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