viernes, 18 de octubre de 2024

El pensamiento y el amor

Enfrascado en mis lecturas después de un paseo por el parque escucho una sinfonía que me susurra en su melodía que el pensamiento es un acto amoroso. Pensamos para conocer y la filosofía es el amor a la sabiduría, por eso, cuando el pensamiento es guiado por el amor y pensamos en un ser querido y queremos amarlo, porque amándolo eróticamente llegamos a conocerlo en profundidad, por eso es tan importante el amor en el sexo. La piel del ser amado es como un lienzo en donde pinto mis sentimientos pero también es un libro abierto donde leo la historia de la persona que, con la máxima dulzura, toco. Mis yemas aprehenden, el contacto me enseña, voy descubriendo las zonas risueñas, los puntos de máximo deseo satisfecho y los de placer intenso, la mirada me desvela una película vital y el lenguaje de los gemidos es como un juego donde hay que interpretar o esperar una frase que nos guíe en la forma de actuar. Y a través del acto amatorio vamos filosofando con besos y caricias, creamos las albricias en el otro haciéndolas propias, pues tu alegría es también mía. Y el roce de nuestras pieles se transforma en una vivencia trascedente de dos cuerpos calientes que hablan en silencio entrelazando sus espíritus al ritmo de dos corazones en sintonía. Luego, cuando todo acaba, incluso aislado en una soledad en parte deseada o tal vez solo aceptada por la distancia que nos separa, pienso en ti y todo se dispara, mis dedos vuelven a sentir, mis labios a besar, sigo conociéndote en mi pensamiento pero en la cama, ya nada, hay un vacío que mi mente rellena con tu alma y en mi pensamiento se ilumina tu cara.

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