miércoles, 16 de octubre de 2024

Tal vez, un día

Puede que estés aposentado en el filo donde a un lado está el que todo vuelva a ser como antes y, al otro, la derrota estrepitosa, el hundimiento infinito del cada vez peor. Y uno está tambaleándose en ese filo una temporada, puede que años, y un día, tal vez, una sonrisa inesperada, una caricia sanadora que nos hace flotar y nos devuelve la idiosincrasia perdida y, donde no veíamos salida, ahora son todos rayos de esperanza que iluminan el camino que nos saca por fin de ese filo en el que nos acostumbramos a sobrevivir con un temeroso sigilo. Tal vez, un día, una frase con la que habíamos soñado, de pronto, la oímos, y va dirigida a nosotros, e ilumina nuestro rostro porque primero hizo lo propio con el corazón, y esas palabras sinceras y entrelazadas recorren nuestro ser y lo hacen renacer. A lo mejor no hace falta ninguna frase, solo un par de oídos que escuchan, alguien que nos presta atención sin esperar nada a cambio, alguien que soporta nuestro llanto que ya ni nosotros mismos soportamos. Incluso puede que no hagan falta oídos, solo una persona que se cruce en nuestro camino, que cambie nuestro destino con un pequeño acto insignificante, nos mira, se acerca, comprende y nos abraza unos instantes; para nosotros, una eternidad, y ya no somos los de antes. Hemos salido del filo, nos hemos hecho gigantes porque alguien ha plantado una semilla de amor, y crece una pequeña flor infundiéndonos valor, y surge una esperanza poderosa y volvemos a ver la vida de color de rosa. Tal vez, un día, tengamos que devolver el favor, a un ser aposentado en el filo, solo, tembloroso, perdido, acorralado por él mismo y a punto de caer al peor de los abismos. Abramos bien los ojos.

No hay comentarios: