jueves, 10 de octubre de 2024

Una vez fui sombra

Accedí al mundo de los vivos entre tinieblas, arrastrado por una bruma infernal fui la sombra de un anormal. Sin personalidad, agazapado a su vera, media vida siendo su sombra entera. Hasta que un día la luz deshizo el embrujo y fue, cómo decirlo, como beber una copita de orujo: un calor interno desintegro el entuerto y la sombra que fui se hizo luz y mandé al cuerno al mastuerzo. Me transformé en resucitado. La vida para ti ha cambiado, me dijo un hado risueño, has despertado de ese horripilante sueño. Y no contento con eso me zambullí en el amor más intenso. No había mundo para tanto amor y creé uno nuevo. Ahora todo resulta mejor, pues en un mundo sin estrenar tiene cabida toda esta alegría que desprendo y, a veces, ni siquiera comprendo, pero qué más da si uno está contento y a su alrededor hay felicidad, nada se ha de cuestionar. Ya ni recuerdo que una vez fui sombra, la magia de tu luz me lleva volando en esta alfombra de amor verdadero y flotando voy a los sitios, sonriendo a perros y niños, jugando constantemente a ser yo mismo, activando mi propio mecanismo con el sutil arte de amar al amigo como a uno mismo. Una vez fui sombra, ya te digo, pero eso quedó en el olvido. Y muy pronto, cariño mío, besaré tu ombligo.

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