domingo, 3 de marzo de 2024

Dependencia

El mundo es maravilloso y las nuevas tecnologías nos ayudan a conectarnos con él. Puedo hablar con amigos que están a miles de kilómetros, tener clases de filosofía, congelar alimentos y mantenerlos más tiempo en condiciones para ser ingeridos, oír música, leer analógica y digitalmente y muchas otras cosas. Pero hemos generado un grado de dependencia absoluta a la energía, a la luz, a la corriente eléctrica. Una obra en la calle, una tormenta, cualquier percance urbano echa por tierra ese mundo maravilloso. Se va la luz. Los alimentos se descongelan, acaban pudriéndose si no los consumes, ya sabemos que no es recomendable volver a congelar lo descongelado; tus conexiones con el mundo se pierden en una milésima de segundo y, si vives solo, no puedes hablar con nadie, ni siquiera con tu reflejo en un espejo, pues no hay luz y no ves nada, ni una miaja; tu clase de filosofía se ha ido a tomar viento; sin música y sin lectura, sólo oyes a gente quejándose en la calle, algunos gritos de personas que no saben qué hacer pues el hilo que les mantenía conectados a la vida ha desaparecido. Pero en estos momentos oscuros, sin todavía percatarse de ello, se está generando nueva vida. Dentro de nueve meses tendremos la prueba de ello. La vida futura pende y depende de un hilo de luz, la muerte también. De la oscuridad sale la vida y hacia la luz nos dirijimos.

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