sábado, 16 de marzo de 2024

Todas las almas que habitan un alma

Son también todos los cuerpos que, desde el principio de los tiempos, han existido para intentar más o menos lo mismo: conocerse a sí mismos, fabricar un sentido, encontrar un camino a un destino complicado como la verdad. Siento mi alma como un mosaico compuesto por partículas de almas pertenecientes a cuerpos de hace millones de años y también a cuerpos que aún están por nacer. Todo el universo en un alma. Como las luces parpadeantes de una discoteca, una luz interior insinúa durante breves instantes, como a fogonazos, las vidas anteriores, las existencias futuras. He de mantener la calma, pues todas las almas en una perturban al inexperto, lo contrarían, lo inducen a la locura. Puede que esa locura sea el camino de la verdad, el destino que aparace y desaparece, que se muestra, que te espera y por eso nos agarramos a la rutina con fuerza. La normalidad aburre pero parece segura, sin embargo, la locura requiere muchos conocimientos si queremos entenderla. Cuando la gente no sabe de qué estoy hablando me llaman loco, esa es su forma de arreglarlo todo, de esconderse de la verdad, de parapetarse en su costumbre rutinaria, de decir no a las sorpresas que todo lo cambian. Y así es el amor, una sorpresa diaria, una constante locura, un vaivén, un zigzagueo, un pulular de sentimientos en un espacio muy pequeño llamado corazón inmenso.

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