sábado, 9 de marzo de 2024

El amor como semilla

Me he propuesto a mí mismo una labor existencial de vital importancia: a través de todos mis actos intentaré sembrar amor allá donde pueda, iré dejando semillas de amor para que, en un futuro próximo, la revolución del amor sea inevitable y poderosa. Por eso pienso en versos, escribo cosas nuevas que voy dejando en los buzones que salen a mi encuentro. Con un rotulador indeleble dejo mensajes en lugares inhóspitos pero transitables, mensajes de ternura incipiente, para empezar a generar ambiente, para regarlos y que crezcan y se ramifiquen, y la ternura llegue a todos los rincones del barrio. Canto canciones de amor en el autobús, como si estuviera escuchando la radio y la canción me subyugara tanto que provocara en mi boca su canto. Acaricio el aire allá donde voy, lanzo besos al espacio, abrazo nuevas teorías y estrambóticas prácticas como dibujar corazones rojos en las luces verdes de los semáforos. Voy regalando sonrisas incluso cuando me aborda el llanto. Leo en voz alta poesía amorosa y juguetona en los parques y jardines, en los ascensores y en las colas de los cines. Regalo flores a unos señores tristes, hago muecas a un niño que llora y le cuento unos chistes a una señora. El amor como semilla, se mire por donde se mire, es una maravilla.

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