Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
miércoles, 6 de marzo de 2024
Las personas que fui
A veces me sorprenden los reencuentros con personas que hace años que no veía. Ellos recuerdan a otra persona. Si hace diez años que no te veían, esa década no cuenta para ellos y, en una década, tú ya eres otra persona. Puede que ya no bebas alcohol, ni fumes, e incluso que folles poco, por lo menos no tanto como antes; es lo que tiene la edad. Puede que, incluso, ahora estudies y, hace diez años, ni siquiera trabajabas. Tal vez ahora estés soltero o tenga dos parejas y seis hijos, diez años dan para mucho. Uno no percibe sus propios cambios, siempre son los demás los que los ven. Por eso los reencuentros sorprenden. Yo a veces me sorpendo porque los demás no han cambiado nada y eso hace que te veas a ti mismo como un estúpido. Los recuerdos también te muestran las personas que fuiste. Una carta, un regalo, un libro que desentierras con una dedicatoria que no entiendes, un poema que te parece escrito por un idiota y ves que lleva tu firma, otro texto que te asombra, con la misma firma pero con trazos desquiciados, lo lees y no sabes ubicarlo en tu vida porque el único recuerdo que queda es ese texto. Un niño en una extraña pose en una foto que te mira con desparpajo, el mismo niño que se esconde en tu interior, agazapado, esperando su oportunidad para salir, para jugar un rato, para seguir soñando.
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