miércoles, 27 de marzo de 2024

Roma

Igual que todos los caminos llevan a Roma, todas mis historias conducen al mismo sitio, al amor. Puedo empezar hablando de un papagayo o de una locomotora, pero siempre termino hablando del amor. Es el camino, es la esencia, el sentido de la vida, si es que tiene alguno, el motor, el amor es la alegría y la esperanza, el juego que te entretiene, la lectura que te enseña, el silencio que te arropa, el papagayo que te mira desde una locomotora. Al derecho dice Roma y al revés es amor. El amor es la canción que canto en silencio mientras te pienso, el sueño que vivo con un placer intenso, la desnudez del cuerpo, el amor es verte y sentir un cosquilleo, una alegría interna que revoluciona mi cuerpo y, cada uno de mis pelos, ondula levemente, un ligero vaivén, como si una dulce brisa soplase, bailan al son de tus encantos. Tengo visiones, alucinaciones, sueños e imaginaciones y en todas ellas apareces con tu linda sonrisa y enseguida me enterneces y me excitas, y todo en mi vida cambia de repente. Lo que ayer era monótono hoy ha adquirido un nuevo sentido. Si el día nublado me entristecía, hoy parece que me da la vida. Todo es distinto y nada ha cambiado y, desde la locomotora, me sonríe un papagayo.

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