Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
miércoles, 1 de enero de 2025
Año nuevo
Vida nueva. Se ha dicho siempre. Anoche comí un poco más de la cuenta, bueno, no solo anoche, cada día estoy un pelín más gordo, es lo que tiene la soltería y la soledad. Pero hoy, día de año nuevo, me levanté muy ligero. Me desperecé en la cama que, no sé por qué, parecía mucho más grande. Me di cuenta al intentar levantarme. Tuve que rodar varias veces, como una croqueta, hasta llegar a uno de sus límites, y eso me hizo gracia al principio pero luego me sobresaltó. Me llevé las manos a la cabeza y una mata frondosa de pelo contactó con ellas. ¿Qué estaba pasando? Hace años que perdí el pelo, no todo, pero sí mucho, de dónde había salido tanto pelo, ¿puede crecer así en una sola noche? Me dirigí al baño por el pasillo que, para mi asombro, se estaba alargando demasiado. Me lavé la cara y me quedé contemplando el espejo como si mirara a través de una ventana, pues no era mi baño el que se reflejaba ni tampoco mi cara, por lo menos no la que yo recordaba. Miré el estómago de mi reflejo, atlético, con los músculos ligeramente marcados. ¿Dónde estaba mi barriga que cada día acariciaba, de la que me sentía orgulloso y que tanto me costaba alimentarla y llenarla? Más pelo, sin barriga, una casa más grande y, ah, una cosa que no he citado aún, ya no tenía canas, mi pelo era castaño, tirando a rubio, como cuando era joven y el año nuevo me había quitado por lo menos entre treinta o cuarenta años. Debería de estar soñando, pero me fui a la cocina a desayunar algo y allí había tres niños sonriendo y comiendo y diciendo feliz año papá, después de leer un rato iremos al parque como nos prometiste ¿verdad?. Sonreía mientras le acariciaba el pelo a uno de ellos, el más pequeño, y dije sí, lo prometido es deuda. Año nuevo vida nueva. ¿Qué otra cosa podía hacer?
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