martes, 21 de enero de 2025

La inteligencia del corazón

Hay muchos tipos de inteligencia en la mente pero siempre que hablamos de ellas las aglomeramos todas en una. Luego está la inteligencia del corazón. El sentir se corresponde con unos valores que no capta la mente sino la sensibilidad y es ahí donde reside la inteligencia del corazón. Una intuición sentida, querida o amada porque es producto del amor verdadero. Y con amor verdadero no me refiero al amor hacia una sola persona, sino a un amor libre de toda sospecha, que no necesita correspondencia para su existencia. La inteligencia del corazón sabe que los corazones tienen alas que muchas veces no se extienden porque están encapsuladas en cuerpos que oprimen, en mentes dominadas por un entorno hostil llamado sociedad capitalista de turno. La inteligencia del corazón me dice que el amor me libera y mi espíritu vuela dando paz a mi cuerpo atosigado por un sistema que agoniza y desespera. Cultivar la inteligencia del corazón nos hace más humanos. Cuando lloro lo hago con serenidad y, cuando llega la hora de una situación dolorosa, la asumo con toda la paz y calma posibles. Por eso amar es siempre la respuesta. El amor no nos libra del dolor pero lo hace más llevadero, con paz en el espíritu y serenidad en el ánimo. Y con las alegrías la intensidad se multiplica. Los recuerdos de amor vuelven no solo como recuerdos sino que cobran vida, no son un recuerdo cualquiera, es una experiencia que continúa alegrándonos la vida. La inteligencia del corazón es intuitiva y permite ver sin ojos, oír sin oídos, tocar sin manos y sin labios, pero sentir con la misma satisfacción del que tiene el cuerpo amado entre sus brazos.

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