miércoles, 8 de enero de 2025

Ridículo

Puede que hablar siempre de amor sea ridículo. Que lo apropiado sea ser moderno, rudo, arrogante, machote y distante, qué sé yo. Hablar del cariño, dar caricias y querer recibir besos puede resultar ñoño, pero qué coño, a mí me la trae al pairo. Ya no estoy para sentir vergüenza por mis sentimientos, ni por mi forma de ser. No tengo que aparentar nada, no tengo que ser lo que quieras ver. El amor es la esencia de todo y, si a alguien le parece ridículo, pues soy ridículo, lo asumo, no me importa. Y creo que más que asumirlo he perdido ya el sentido del ridículo. Si quiero bailar, bailo y, si mis movimientos te avergüenzan es asunto tuyo porque yo bailo con amor y, mejor o peor, me muevo con todo el cariño, con el desparpajo de un niño que crea el mundo con cada uno de sus movimientos, que crea un juego cada segundo, así de ridículo soy, que escribo poemas que no riman y párrafos llenos de rimas, pero todo con amor, con amor que a ti me arrima. Y con este amor que avergüenza, vergonzante y vergonzoso, me siento todo gozoso de expresarlo como quiero, y como quiero te quiero, y este baile risueño y dicharachero te lo muestro todo entero, aquí, en este y todos mis textos, pues entre las palabras de amor bailo y así siento que beso tus labios.

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