martes, 28 de enero de 2025

He estado en tu cuerpo

Me alimento de ensoñaciones, voy picando de a poco el amor que hay por los rincones. Lo degusto lentamente, regodeándome en el silencio que se quiebra y aparecen músicas por sus grietas: es la banda sonora de tu cuerpo entrando por la puerta grande de mi vida imaginada. Me dejo llevar por el estribillo y aterrizo en tu ombligo. Al principio está oscuro y parece un planeta desconocido, pero mis dedos lo rozan y sé que estoy contigo. Estoy en el centro del universo y subo por tu barriga, alcanzó tu pecho, sujeto tus pezones con mis manos, acaricio tus pelos y llego a tu cuello. Tus ojos son dos soles que me iluminan y tu boca un imán que atrae a la mía. Conversan nuestras lenguas a escondidas, entre susurros y gemidos se cuentan los secretos de la vida. Mis manos se han hecho caricia perpetua que va rodando por tu piel. Nuestros poros se mezclan, bailan y conversan, son pura dialéctica amatoria y crean un nuevo cariño entre guiño y guiño. He estado en tu cuerpo y puedo decir que lo conozco desde niño, pues llevo años soñándote, te he imaginado tantas veces que, al igual que una cebolla, capa tras capa, fuiste tomando forma. Un día te vi en una foto, otro me hablaste, luego llamaste a mi puerta y ahora, juntos, creamos abrazos, listos para vivir, una eternidad de amor, con sonrisas de regalo. He estado en tu cuerpo y allí me he quedado. Soy un trozo de tu alma, las alas de tu espíritu, la conciencia compartida, soy el pulso y tú la vida.

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