jueves, 13 de junio de 2024

Detective de mis propios crímenes

En un mundo gobernado y dominado por el autoengaño, donde todos quieren venderse como seres maravillosos y originales, se enciende una luz, o tal vez surge de entre las sombras, aparece una excepción, nace un antihéroe: detective de mis propios crímenes. Investigo mis errores, los de verdad y los que me achacan, por qué pasaron, cómo llegué hasta allí y, sobre todo, por qué lo hice, o incluso si hay un porqué o fue sólo inercia social, tontería humana, algo genético o grupal, o sólo quería quedar bien con un grupo de memos que me llamaban la atención en ese momento. Recolecto pesquisas, indago, investigo, averiguo, busco. Sé que son mis crímenes pero ¿me incitó alguien? ¿Fui manipulado? ¿Me manipulé yo a mí mismo? He llegado a conclusiones satisfactorias y a otras que no me gustan tanto, pero de lo que se trata es de hallar la verdad. Hay errores que se han ido repitiendo por actuar siempre de la misma forma, pero hay otros que son producto de no haber hecho nada, de no decidir, de no actuar, de dejar que la corriente del mundo me lleve. Uno de mis crímenes fue sentir angustia por la nada; ahora me hace gracia ver lo tonto que fui. Otro, tal vez peor, fue esperar ser correspondido en el amor. Después de indagar sobre el amor, pude comprobar que la correspondencia no era un requisito necesario para su existencia. La revolución del amor me ha abierto los ojos. Otro de mis crímenes puede que sea ayudar en exceso. Me involucro demasiado y, a veces, resulta molesto o no se entiende. El detective que hay en mí ya lo ha descubierto.

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