sábado, 15 de junio de 2024

Sonreír a la vida

Sin duda es la mejor opción. Sonreír a la vida no significa no tener problemas, no sufrir o no sentir dolor sino que, a pesar de todo eso, aún eres capaz de sonreír a lo maravilloso que se te ofrece o que puedes generar. Pero hay personas que sienten envidia al verte sonreír, tal vez porque creen que no es el momento idóneo o la mejor situación, y la envidia es prima hermana del desconocimiento pero, en realidad, todas las situaciones y momentos son ideales para sonreír. Recuerdo a mi madre pocos días antes de morirse en el hospital, llena de dolores, inmovilizada, la saludabas, le dabas un beso y afloraba la mejor de sus sonrisas. Sonreía con la boca, con los ojos y con el alma y yo me preguntaba cómo podía hacerlo. Y ahora lo sé: podía hacerlo porque estaba viva y rodeada de gente a la que quería. Era tan maravillosa que hasta el último momento estuvo dandome lecciones de vida. Su sonrisa me sigue acompañando allá donde voy. A veces aparece en mi rostro pero muchas veces la veo en otras madres que me miran, que no conozco, que, a lo mejor, no he visto en mi vida, pero sé, con toda seguridad, que esa sonrisa que veo es de mi madre y por eso me la dedican.

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