lunes, 17 de junio de 2024

Decidir

Esto o lo otro, o tal vez nada, todo es decisión, incluso la pasividad, el no hacer nada, el no elegir. Decidir decir o no decir, es el dilema de siempre. Te preguntan la opinión, te piden consejo, pero ¿de verdad quieren oírlo? Nos hemos acostumbrados a escuchar halagos, qué guapo eres, qué bien haces esto, qué artista más maravilloso, me encanta cómo escribes. ¿Pero qué hacer con toda esta mierda? ¿Devolvemos la misma pelota o damos la opinión verdadera? Hay que decidir. Las decisiones me aturden, sobre todo las que implican al otro, las que me pide el otro. Te dicen sé tú mismo y luego te miran con odio. El autoengaño se esconde donde menos te lo esperas. Pero aquí hay otro dilema, ser sincero, ¿vale la pena? La experiencia me dice que la mayoría de veces que se me pide sinceridad se busca un halago barnizado de autenticidad, unas bonitas palabras sazonadas levemente de verdad. Las veces que halagas de manera sincera, no me creen. Fluctúo entre no saber decidir y en equivocarme independientemente de lo que diga, si o no o nada. Opto por preguntar qué quieren oír y el enfado se multiplica. Sé tú mismo, dicen, pienso. Y yo mismo soy mi soledad.

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